Madrid, ciudad vertical

La capital de España ha sido considerada siempre como una ciudad muy horizontal, donde el paisaje de la llanura castellana y las montañas del norte dominaban casi todas las vistas desde el interior. Pero en los últimos cien años, la ciudad ha emprendido la carrera hacia el cielo, siguiendo la estela de otras grandes urbes mundiales como Nueva York, París o Londres. Si bien en el caso de Madrid la aventura se ha ido logrando con mucha menos celeridad.

El primer rascacielos de Madrid es el edificio Telefónica, situado en la Gran Vía y construido en 1929. Hoy en día puede no parecernos un coloso, pero sus casi 90 metros y 14 plantas lo convirtieron en uno de los edificios más admirados de Europa. Por suerte, podemos adentrarnos en las tripas de esta torre, ya que las plantas inferiores están ocupadas por una tienda que nos permite ver cómo se ha modernizado para adaptarse a las tecnologías propias del siglo XXI. Muchos años tardaron los madrileños en continuar con la lucha por alcanzar las alturas, ya que no es hasta 1953 cuando se construye la Torre España, situada en la céntrica Plaza de España, que cuenta con 25 plantas distribuidas a lo largo de 108 metros. A continuación, y situada en la misma plaza, la Torre Madrid alcanzó los 128 metros, siendo durante 10 años el edificio más alto de Europa, aunque muy lejos de los grandes rascacielos que se construían al otro lado del Atlántico en Norteamérica.

AZCA. Foto: Pavlemadrid commons

La ciudad no se prodigó en las construcciones en vertical hasta que se apostó decididamente por el crecimiento del Paseo de la Castellana hacia el norte. El planeamiento urbanístico quiso crear uno de los centros de negocio más importantes del mundo, promoviendo un experimento urbano llamado AZCA. En él se concentran varios de los más singulares rascacielos de la capital, siendo los más importantes la torre BBVA de Sáenz de Oíza -quien también proyectó en altura obras tan singulares como Torres Blancas- y la torre Picasso, que durante casi 30 años dominó el cielo de Madrid con sus 157 metros de altura. Cuanto más creció la ciudad, más cambio su perfil, de tal modo que en el norte de la urbe surgieron muchas torres, destinadas tanto a uso comercial, como de negocios, hospitalario o de viviendas.

Torres Kio. Foto: Manuel González Olaechea y Franco

Aunque no más altas que las construidas en AZCA, las torres inclinadas de Puerta de Europa son ya todo un símbolo de la ciudad. En su osado atrevimiento por burlar las leyes de la gravedad, el arquitecto Phillip Johnson quiso representar una puerta que abriera la ciudad de par en par hacia el continente europeo, símbolo de la modernidad y del avance de la sociedad española. Por último, Madrid muestra orgullosa su nuevo skyline dominado por las cuatro torres recientemente construidas en los antiguos terrenos de la ciudad deportiva del Real Madrid. Estas torres son todo un prodigio de la arquitectura contemporánea, aportan una nueva imagen a la capital y reciben a cientos de visitantes deseosos de obtener una instantánea de su llamativo perfil. De todas ellas, la más alta es la -diseñada por Norman Foster- Torre Caja Madrid, que con una altura total de 250 metros es el edificio más alto de España.

La lucha por alcanzar el cielo sigue abierta, por lo que sabemos que aquí no nos detendremos y que pronto habrá nuevos rascacielos.

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