Lo que nos cuentan los objetos…

Deyan Sudjic nos invita a repasar la historia de los objetos, analizando la naturaleza del lujo y la ansiedad moderna por la posesión compulsiva.

Quién no se ha preguntado alguna vez el porqué del color de un dispositivo mp3 o la historia de ese flexo cuyo diseño siempre nos ha llamado la atención. ¿Existe alguna relación emocional entre una pistola y un coche? ¿Tiene la estampa de un billete alguna importancia sobre el valor de una moneda? Todas estas preguntas encuentran su acertada y elocuente respuesta en “El lenguaje de las cosas”, una obra de Deyan Sudjic -Director del Design Museum de Londres- donde se analizan nuestras costumbres de consumo compulsivo desde la perspectiva económica, mientras se nos muestran, abierta y atrevidamente, las estrategias de diseño industrial que, aplicadas al universo de lo cotidiano, lograr convertir cualquier insignificante pieza en un objeto de deseo imprescindible.

El discurso de Sudjic se basa en la importancia que cobra el consumo tras el desastre del 29 como único medio para sacar a flote la economía. Desde entonces los objetos dejan de diseñarse para ser duraderos y se conciben como bienes de consumo a corto a plazo, abocados a ser sustituidos. Si a esto le unimos el veloz avance de la tecnología, nos encontramos con que, prácticamente sin darnos cuenta, nuestras posesiones quedan obsoletas. La pregunta es ¿necesitamos de verdad determinados artilugios? ¿Reside el lujo en poseer más cosas de último modelo? Para explicar estas cuestiones Sudjic hace memoria histórica, recordando cómo en el pasado el valor de los objetos residía no en su novedad, sino más bien todo lo contrario. El valor de la antigüedad y de la fabricación manual han desaparecido, en cierto modo, para ser sustituidos por el resultado de la producción en cadena.

Sin embargo, los objetos que nos rodean, incluso los más insignificantes nos trasmiten ciertos mensajes que consiguen hacernos llegar la idea de “lujo”, “seriedad” o “antigüedad”; aunque, en realidad, no lo sean. Se trata del trabajo de diseñadores y publicistas: magos de la producción que consiguen vendernos sueños convertidos en artilugios, a través de cuya acaparación mostramos al mundo la imagen de nosotros mismos que queremos transmitir. ¿Pero nos hacen estas posesiones más poderosos? ¿Vivimos por tenerlas de forma más lujosa? Probablemente no, siguiendo la cita atribuída a Mies van der Rohe, Sudjic es de la opinión de que, en realidad, “menos es más”.

El lenguaje de las cosas” es, a fin de cuentas, un diccionario del lenguaje visual de nuestro tiempo y un brillante descubrimiento de algunas –a veces dolorosas- verdades de nuestro universo social y económico.

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