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Los aprensivos, los que quizás nos hemos permitido últimamente algún capricho de más o simplemente los que por mil excusas no nos asomamos demasiado a la consulta del médico solemos tener alguna cuenta pendiente. Para saber si la hay y si es hora de ponerse a saldarla conviene una revisión completa que evalúe nuestro estado general de salud.

Una sencilla visita al médico de familia en la que constate que no consta en nuestro expediente ningún análisis de sangre desde hace demasiado tiempo puede ser el origen de un chequeo médico. Sin embargo, también podemos ser nosotros quienes lo propongamos, no porque nos sintamos mal, sino por simple prevención. Y aunque recientes medidas de recorte en el gasto sanitario hacen que el médico deba aprobar la revisión, en una persona mayor siempre habrá motivos para justificarlo.

Aunque esto sirve para gente de todas las edades y condiciones, en el caso particular de los seniors es posible que algunos aspectos de nuestra salud ya estén bajo supervisión y hayan sido examinados recientemente. Pero obviando esto, recogemos aquí son los aspectos generales que formarían parte de una revisión de conjunto.

El reconocimiento suele empezar con una anamnesis o preguntas orientadas a conocer el pasado sanitario del “paciente”, de modo que puedan recopilarse datos útiles para la orientación de las pruebas y la interpretación de los resultados. Y tampoco ha de extrañarnos que se incluyan otras preguntas sobre nuestros hábitos.

Ya hemos mencionado el siguiente paso: un examen hematológico. Esta prueba es clave porque permite advertir síntomas de posibles trastornos, así como registrar alteraciones que indican desajustes de nuestro organismo. Unos valores correctos de colesterol, triglicéridos, glucosa o transaminasas, en cambio, pueden señalar que nos encontramos en encomiable buena forma.

Pero además, para descartar problemas vasculares suplementarios, es muy recomendable que se nos tome la tensión –esto pueden hacérnoslo en una farmacia o incluso en casa cono el instrumento necesario- así como pedir que nos ausculten para tener una valoración del funcionamiento y latido del corazón y, de paso, del aparato respiratorio.
Articulaciones, pies y espalda son otros elementos en los que la prevención suele ser mejor que la cura. Mala higiene postural, un colchón inadecuado o el estrés pueden ser una causa del dolor de espalda, que un especialista puede distinguir de problemas de otro orden y mejorar con ello nuestra calidad de vida. Por su parte, si bien artrosis y descalcificaciones no pueden revertirse, si pueden aliviarse y mantenerse a raya con ejercicios de gimnasia y tratamiento.

Además, un chequeo puede incluir unas pruebas de oído, órgano con tanta frecuencia descuidado, de visión y, como recomiendan no solo los interesados sino otros médicos, dental. Y es que una adecuada salud de la boca no solo es importante para evitar caries, gingivitis, piorreas y otras infecciones que suelen tener feo y caro remedio, sino que influye en la salud global del cuerpo de forma tan sutil como probada.

Por último, las mujeres ya saben que a partir de los 40 años, a las periódicas citologías, conviene añadir una mamografía anual, pues la detección precoz en cualquier patología del pecho es la mayor garantía de remediarla.

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