¿Recuerdas que modelo era la primera máquina de escribir que entró en tu casa? ¿Cuándo adquiriste el primer ordenador? Probablemente entre un hecho y otro no hayan transcurrido demasiados años, sobre todo si tenemos en cuenta la velocidad a la que han evolucionado otros inventos mucho más antiguos. La Sociedad de la Información ha impulsado a una velocidad de vértigo avances que hace unos años serían completamente impensables. Hagamos memoria…
La Facultad de Informática de Barcelona ha organizado en el Centro Comercial de L’Illa Diagonal de Barcelona la exposición de antigüedades informáticas, Retro-Informática: el pasado del futuro, que permanecerá abierta al público de manera gratuita hasta el 29 de marzo. Dividida en cinco secciones, según épocas, la muestra trata de analizar y recoger el origen y evolución de la informática a través de una colección de aparatos antiguos.
En una primera parte de la exposición nos encontramos con Los antecedentes de la informática. Se trata de los primeros avances para crear un ordenador que se remontan al siglo XVII, en que se comenzaron a fabricar las primera máquinas de cálculo y calculadoras mecánicas, sumadoras de bolsillo, o las primeras y rudimentarias PDA, llamadas addiators, aparatos que funcionaban con un punzón.
Sin embargo, no se considera que comienza la informática como tal hasta 1940, año del que parte la segunda sección de la muestra, La evolución tecnológica. Durante dicha década se crean las primeras computadoras a partir de dispositivos electromecánicos y electrónicos básicos. Ya en los 50 se empiezan a construir los ordenadores en serie, para su uso en empresas y administraciones. En Los ordenadores en las empresas se exponen, como ejemplo, dos minicomputadoras de finales de los 70 y 80.
Pronto, en la década de los 80, nacieron Los microordenadores como los PC de IBM, aquellos que tenían la Interfaz Gráfica de Usuario, los primeros Macintosh o gigantes y pesados portátiles.
Finalmente, tras echar esta vista al pasado, también se nos ofrece la posibilidad de mirar al presente y al futuro, en todos aquellos aspectos de la vida que estos avances han influido en nuestra vida.
