Jaque mate

Casi siempre que hablamos de tiempo libre nos vienen a la cabeza actividades deportivas físicas y, generalmente, de las que se practican al aire libre. Sin embargo, existen otros deportes mucho más pausados, como el ajedrez, que pueden ser igual o más beneficiosos que aquellos, para un público mayor.

Algunos Ayuntamientos, como el de Collado Villalba, municipio de Madrid, han llegado incluso a firmar convenios para promover esta actividad, tanto para niños como para mayores, en virtud de sus cuantiosos beneficios terapéuticos.

El ajedrez, cuya tradición centenaria se remonta a la Europa del siglo XV, tiene su origen en un juego indio del siglo VI. A partir del siglo XVI se comienzan a celebrar competiciones hasta que, en 1886 tiene lugar el primer campeonato oficial del mundo. Actualmente el Comité Olímpico Internacional lo considera un deporte y en sus competiciones internacionales rigen las normas de la FIDE.

Sus beneficios son, como decíamos, muy numerosos; tanto como para la mente, como para la salud general, a medio plazo. Numerosos estudios revelan que los niños crecen en autonomía, en agilidad mental e incluso su coeficiente intelectual puede aumentar, si se dan las condiciones necesarias. Para los mayores tampoco son escasos. En primer lugar, el ajedrez ayuda a prevenir el Alzheimer, la demencia y otras enfermedades mentales. Y es que, este juego centenario retrasa el envejecimiento neuronal y conserva la rapidez mental durante más tiempo.

Curiosamente, este juego consigue además estimular ambos lados del cerebro. No sólo los cálculos son importantes, a la hora realizar una jugada también se desarrolla la creatividad y la mayoría de los asiduos al ajedrez, además de mejorar en cuestiones como el cálculo o la capacidad analítica, son capaces también de tomar decisiones más originales.

Del mismo modo, mejora la memoria, la capacidad de concentración, incrementa la capacidad lectora y ayuda a planificar y a prever situaciones. Enseñar a un niño desde pequeño puede aportarle beneficios para toda la vida y comenzar a practicarlo a cualquier edad siempre es garantía de mejorar nuestra capacidad mental, pero también nuestra forma de relacionarnos o de entender el mundo.

 

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