Japón posee el mayor porcentaje de población mayor de 65 años del planeta, así como una de las esperanzas de vida más elevadas. Pero además, pese a las preocupaciones gubernamentales por mantener el actual sistema de pensiones debido a la baja tasa de natalidad, los jubilados con un alto poder adquisitivo son un grupo con un peso creciente en el país del sol naciente. Y en los próximos años, con el retiro previsto de los hijos del baby boom posterior a la Segunda Guerra Mundial, todavía aumentará más.
Estas circunstancias han despertado ya el interés de las empresas niponas, que cada día comprenden mejor las posibilidades que ese mercado ofrece y la necesidad de adaptarse a esa realidad social. Y por ello han empezado a diseñar servicios exclusivamente pensados para satisfacer a los clientes seniors.
Su potencial como consumidores se hará manifiesto en el ámbito del ocio, pero también en el de la salud y hasta en el de la alimentación. Por ejemplo, las agencias de viajes, que se encuentran frente a una generación que dispone de fuertes ingresos y ahorros, un estado físico excelente y ganas de desquitarse tras muchos años de escaso tiempo libre. Las compañías telefónicas son otro ejemplo de rápida adaptación, con la fabricación de móviles de uso sencillo y grandes botones, cuyo mercado crece a un ritmo sorprendente.
Gimnasios dirigidos a mayores de 50 años, servicios de entrega a domicilio para quienes no pueden acarrear peso, alimentos que se preparan fácilmente y se mastican sin esfuerzo, seguros médicos que no exigen un estado de salud perfecto a quien los contrata, constructoras que planifican las viviendas teniendo en cuenta la edad de quienes las habitarán. Se trata de una imaginativa estrategia de segmentación que, por supuesto, responde a un interés comercial. Pero también de la sensata e inteligente respuesta de las empresas y las instituciones para paliar los inconvenientes de una sociedad envejecida e incitar a la reflexión sobre los cambios que en la mayoría de países del primer mundo será oportuno afrontar en el siglo XXI.