Insomnio, un problema mundial

El descanso que proporciona el sueño al cuerpo y la mente es fundamental para poder llevar a cabo todas las tareas diarias. En teoría, además, deberíamos pasar durmiendo un tercio de nuestra vida. Sin embargo, al menos un cuarto de la población mundial no hace ni lo uno ni lo otro ya que sufre insomnio y otros trastornos del sueño.

Los médicos diferencian entre tres tipos de insomnio: el de conciliación, es decir, dificultades para comenzar a dormir; el de mantenimiento, cuando se concilia el sueño fácilmente pero a lo largo de la noche se rompe varias veces, impidiendo un completo descanso; y el terminal, una vez que uno se despierta en la madrugada no puede volver a dormirse.

Cualquiera de los insomnios que se padezcan puede degenerar en fatiga, cansancio crónico, desórdenes alimenticios –obesidad-, depresión o, incluso, diabetes. Esto se traduce, no solo en un empeoramiento considerable del estado de salud, también en una disminución del rendimiento en el trabajo, deterioro de las relaciones sociales y afectivas y del estado de ánimo.

No se trata de ninguna tontería y parte de la solución puede estar en nuestra mano. Los médicos recomiendan que para ayudar a conciliar un sueño reparador es imprescindible reducir el consumo de bebidas con cafeína, estimulantes, el alcohol y el tabaco. Asimismo, es aconsejable evitar las cenas copiosas, no realizar ejercicio físico en las dos horas previas a acostarse, respetar los horarios de acostarse y levantarse y no leer o verla televisión en el dormitorio.

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