Grandes atletas añejos

Disfrutar del tiempo libre de una forma saludable es uno de esos deseos que a todos nos gustaría cumplir. Para lograrlo, lo más recomendable, sin duda alguna, es conseguir ser constantes con la práctica de algún deporte que nos ayude a mantenernos en forma y a producir endorfinas, esas curiosas hormonas que están tremendamente relacionadas con la sensación de euforia.

A ciertas edades, parecería lógico pensar que lo propio es practicar algún deporte de poca intensidad que nos ayude a estirar o a controlar la postura. Actividades como el Tai-chi, el yoga o el Pilates son, sin duda, muy recomendables; sin embargo, los deportes aeróbicos también están indicados para mayores, siempre y cuando se practiquen con prudencia y controlando el incremento de la intensidad.

Buena prueba de ello la encontramos en dos “abuelos” que han dedicado sus años dorados a la práctica del atletismo. Felicitas Gonzales, a sus 73 años, se calza las deportivas cada vez que puede para salir al asfalto. Pese a que su pasión por la carrera nació en su más tierna juventud, no fue hasta los 49 años cuando se decidió por emprender esta aventura deportiva, gracias a la que ha cosechado importantes éxitos. Con un palmarés impresionante y una figura envidiable, felicitas es la imagen de la más absoluta salud; es la prueba fehaciente de los enormes beneficios del deporte en las personas mayores.

Pero Felicitas no es la primera que se ha entregado a esta práctica al alcanzar la madurez. Otra historia de superación es la de Julián Bernal, cuya pasión por el atletismo comenzó a los 78 años. Julián no cesó su actividad deportiva hasta unos días antes de fallecer, hace ahora dos años, tras haber cumplido 91. Su palmarés le convirtió en uno de los deportistas veteranos más galardonados del mundo y ganó su último título -el de Campeón del Mundo de 10.000 metros, en la categoría M90- con 90 años de edad.

Ambos son buenos ejemplos de que, a la hora de practicar un deporte, todo es posible; sólo hace falta voluntad. Curiosamente en sus historias encontramos un nexo, los dos sintieron la llama del atletismo de una forma más intensa al enviudar: una prueba más de que el deporte puede ayudarnos a desarrollarnos físicamente, pero también a superar las penas.

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