Un total de 34 películas han competido en esta XXII edición de los premios Goya, que entregó el pasado domindo la Academia del Cine Español. Durante un rato, nominados y profesionales del cine español se decidieron a olvidar la profunda crisis creativa y recaudatoria en que anda sumido.
El orfanato, con siete galardones, fue la película vencedora de la noche; aunque la gran sorpresa la dio La soledad, que se alzó con los dos Goyas más preciados: al Mejor Director y a la Mejor Película, además del Mejor Actor Revelación, a José Luis Torrijo.
Otro gran protagonista fue Alfredo Landa, que si bien no consiguió el doblete -además del Goya de Honor, optaba al de Mejor Interpretación Masculina-, recibió una prolongada ovación mientras, sin palabras, trataba de agradecer el reconocimiento.
Icíar Bollaín y sus Mataharis se quedaron prácticamente huérfanas de premios. Mientras, Emilio Martínez Lázaro, por Las 13 rosas sólo pudo lograr que la Academia premiase los aspectos más técnicos de su película.
Un Alberto San Juan fuera de tono, arrebató a otros veteranos como Alfredo Landa (Luz de domingo), Álvaro de Luna (El prado de las estrellas) y Tristán Ulloa (Mataharis), el Goya al Mejor actor por Bajo las estrellas. El actor revelación del año, es, finalmentem, José Luis Torrijo por su aplaudida interpretación en La soledad.
Blanca Portillo y Maribel Verdú coincidían en su nominación a la Mejor Interpretación femenina por sus personajes en la, también nominada, película Siete mesas (de billar francés); finalmente, fue la segunda la que, después de cinco veces nominada, se alzó justamente con el Goya. En esta categoría también competían Belén Rueda (El orfanato) y Emma Suárez (Bajo las estrellas). Manuela Velasco (REC), fue otra de las protagonistas de la noche, tras alzarse con el Goya a la mejor actriz revelación.
