El viaje de Laika

A partir de ahora todas las generaciones sabrán quién fue Laika. Entre los actos que se han preparado este año para conmemorar el medio siglo del viaje del primer ser vivo al espacio se ha levantado a la salida de la estación de metro Dinamo de Moscú una estatua en memoria de esta perrita adiestrada para abrir las puertas del universo a los hombres.

Laika entró a formar parte de la Historia cuando fue enviada al espacio a bordo del Sputnik-2 el 3 de noviembre de 1957, un mes después del lanzamiento de la primera nave espacial. Este viaje al espacio se planeó según el deseo del entonces dirigente soviético, Nikita Kruschev quien quiso conmemorar el 40 aniversario de la Revolución de Octubre (1917) lanzando el primer cohete tripulado.

Para ello, se había buscado por las calles de Moscú a perros abandonados a los que sometieron a exhaustivos exámenes físicos, posteriormente realizados a los astronautas. Laika resultó la elegida por cumplir las condiciones que se requerían: menos de 6 kilos de peso, 35 centímetros de altura y una gran resistencia.

La perra se convirtió en héroe para el avance científico y a ojos de todas aquellas generaciones que vivieron ese viaje sin retorno, sacrificando su vida para que en el futuro fuera posible conocer el espacio exterior. Más de tres años después de esta primera puesta en órbita de un cohete tripulado por un ser vivo Yuri Gagarin se erigió en el primer astronauta de la historia, cumpliendo el tan perseguido sueño del hombre de ‘estar con las estrellas’.

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