El poder curativo de la música

Partiendo de las tradiciones de las grandes culturas de la antigüedad, en el último siglo se ha sistematizado el estudio de los efectos psicológicos y orgánicos de la música y se ha reconocido a la musicoterapia como una vertiente terapéutica. A través del uso de sonidos, piezas musicales y estructuras rítmicas, se logran diferentes resultados terapéuticos, directos e indirectos, a distintos niveles: físico, psicológico, intelectual o social de personas que tienen problemas de salud o educativos.

De acuerdo con estos niveles, existen diferentes tendencias dentro de la musicoterapia., La musicoterapia ambiental es la encargada de diseñar espacios sonoros acogedores y tranquilizantes en salas hospitalarias y lugares de concentración pública. La Terapia de Entonación Melódica, desarrollada en el hospital de veteranos de Boston, importante centro de investigación neuropsicológica, ayuda a recuperar el habla a enfermos que por causas diferentes (tumorales, circulatorias), la han perdido. Dentro de los programas educativos regulares y especiales también se la musicoterapia ya que facilita el aprendizaje.

Se ha comprobado empíricamente que la música y sus estructuras rítmicas, escalas, tonos,… producen en el cerebro una actividad que se mueve por patrones coherentes, esto es, adquiere en una mayor eficacia a nivel del funcionamiento del cerebro no sólo como rector de los procesos cognitivos sino también como regulador de las funciones vegetativas del organismo. De hecho, la musicoterapia se suele incluir en el tratamiento a personas que padecen enfermedades degenerativas debido a la edad.

No obstante, no hay que estar enfermo para someterse a la musicoterapia. En estos casos la música se emplea para reducir el estrés, como apoyo a las parturientas, para aumentar la creatividad y la capacidad de resolver problemas, disminuir la ansiedad, mejorar la autoestima, mejorar las habilidades de socialización,…

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