El mañana envejecido

A mediados de 2008 en el mundo se contabilizaban 506 millones de personas mayores de 65 años, y tan sólo en 32 años, en 2040, se calcula que esta cifra alcance los 1.300 millones, el 14% de la población total, de forma que, como se expone en el informe de la Oficina del Censo de Estados Unidos, encargado por el Instituto Nacional del Envejecimiento, “las personas de 65 y más años superarán pronto a los niños menores de cinco años por primera vez en la historia”.

Según este informe, este crecimiento de la población senior se daría tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo con las consecuentes repercusiones sobre la economía, en especial sobre el coste de las pensiones, los gastos públicos en sanidad y la evolución del producto interior bruto.

Cada mes, cerca de 870.000 personas alcanzan los 65 años de edad, y para dentro de diez años se estima que esta cantidad será de 1,9 millones de personas. Pero dentro del grupo de mayores, son los que superan los 80 años los que más están aumentando en muchos países, de forma que podría aumentar hasta en un 233% entre 2008 y 2040. Este crecimiento es una consecuencia “de unos niveles más altos de fertilidad después de la Segunda Guerra Mundial y, en segunda instancia, de la disminución de la tasa de mortalidad entre los ancianos”. En cualquier caso, el fenómeno parece no limitarse a los países desarrollados, ya que en el estudio se pone de manifiesto que “hacia 2040, los países actualmente en vías de desarrollo seguramente albergarán a más de mil millones de personas mayores de 65 años, el 76 por ciento de lo proyectado para todo el mundo”.

En cuanto a las repercusiones económicas de la nueva pirámide poblacional, el informe considera que la economía de los países evoluciona favorablemente, el incremento de la edad no tiene por qué ser perjudicial, a pesar de que el coste de las pensiones, de la sanidad y de los cuidados médicos a largo plazo supondrá un incremento del gasto público con el consiguiente descenso del crecimiento del producto interior bruto de cada país, por lo que “a falta de cambios políticos, el crecimiento potencial económico de la UE podría reducirse a la mitad hacia 2030”. Además, “la reducción del porcentaje de trabajadores respecto al de pensionistas y del número de personas que pasará una mayor parte de su vida como jubilados incrementará los actuales impuestos sanitarios y los sistemas de pensiones”.

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