El Gran Gatsby

Exceso; de sonidos, de luz, de vestuario, de escenografía e incluso de efectismo en tres dimensiones. Quienes se acerquen a ver la nueva cinta de Baz Lurhman –director de otras cintas como Mouline Rouge o Australia-se encontrarán con una película explosiva y dinámica que, más allá de lo puramente visual, está construida sobre un interesante guión que constituye toda una metáfora sobre la inconsistencia de la juventud y de una forma de ser que parece imperar en nuestro tiempo.

La película, sin embargo, corre el riesgo de dejar insatisfecho al público que busque una versión literal de la novela de F. Scott Fitzgerald, al estilo de la que antaño protagonizara un inolvidable Robet Redford en el papel de Jay Gatsby. La interpretación del director de “Romeo + Juliet”  -la quinta que se estrena en la Gran Pantalla- lejos de parafrasear el texto del célebre escritor, nos ofrece una visión vertiginosa y brillante sobre el drama de una época, que bien podría ser la nuestra, y unos personajes envueltos en una trágica historia de amor.

Aunque las críticas sobre la cinta difieren enormemente, casi todos lo que la han visto coinciden en alabar su original banda sonora, a cargo de Jay Z; la soberbia interpretación del siempre enigmático Leonardo Di Caprio; así como la vivacidad de su vestuario y de su puesta en escena. Y es que, como decíamos al principio, se trata de una película explosiva, en todos los sentidos, que no defraudará a los amantes del efectismo.

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