El cuidado de tus manos

Con las manos trabajamos, cocinamos, tocamos, aplaudimos… son una de las pocas partes del cuerpo que no permanecen la mayoría del tiempo cubiertas, y son, además, una de las primeras cosas que miramos al conocer a otra persona. Nuestra preocupación por tenerlas bonitas y suaves, es decir, cuidadas, debería ser proporcional a la importancia que tienen nuestras manos en cualquier actividad de la vida cotidiana.

Las condiciones meteorológicas y el paso del tiempo producen una degeneración en la textura de la piel. Para evitarlo tan sólo hace falta media hora a la semana siguiendo algunos hábitos. Es muy importante una buena higiene, pero no excesiva, utilizando jabones que suavicen la piel formulados a base de miel, lanolina y vitaminas.

Después del lavado hay que hidratar la piel con cremas o fluidos hidratantes, aplicándolos desde la punta de los dedos hasta el antebrazo, lo que facilita también la circulación sanguínea. Si la piel es extremadamente áspera se puede recurrir a las mascarillas para hidratar, tonificar y nutrirla.

Para solucionar el problema de las manchas oscuras es conveniente utilizar productos que contengan extractos de ácidos de frutas, que actúan exfoliando la piel y favoreciendo su renovación.

Dentro del cuidado personal hay que incluir un tratamiento completo de manicura correcto, ya que las uñas requieren la misma atención que el resto de nuestro cuerpo y constituyen, visualmente, el 50% de nuestras manos. Para la correcta limpieza, preparación y decoración de las uñas es necesario seguir una serie de pasos.

En el caso de que ya tuviéramos las uñas pintadas, habría que quitar la pintura presionando las uñas con un algodón empapado con un buen quita esmaltes, a ser posible hacerlo de una pasada. En segundo lugar, nos dispondremos a limar dando la forma adecuada para cada tipo de uña.

Seguidamente trataremos las cutículas, un paso algo desagradable para muchas personas, pero igual de importante que los demás a la hora de realizar una buena manicura. Se deberá aplicar un poco de crema para cutículas en la lúnula -semicírculo blanco que se encuentra en la raíz de las uñas- el producto más usual es el hidróxido potásico del 2-5%. Lo mejor es dar un masaje sobre las uñas, repartiendo el producto por todos los bordes y empujar suavemente la cutícula hacia dentro con un palito de naranjo dándoles forma.

Después de sumergir las manos en agua tibia pasaremos a aplicar un revitalizador para regenerar y favorecer el crecimiento sano de las uñas. Este tipo de productos son muy recomendables para las uñas frágiles y quebradizas. Una vez revitalizadas las fortaleceremos con un endurecedor de uñas, que evitará que se agrieten y rompan.

Finalmente, aplicaremos el esmalte de uñas en dos y, a ser posible, tres pinceladas: una en el centro y luego a cada lado. Como ‘para gustos, los colores’, las sugerencias sobre la tonalidad del esmalte nos la ahorramos.

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