Desde los ojos de Giovanna

Domenico Bigordi, más conocido  como Ghirlandaio, fue uno de los maestros del quattrocento italiano cuya obra mejor ejemplifica el espíritu del renacimiento florentino. Comenzó su carrera como orfebre, realizando las guirnaldas que coronaban las frentes de las féminas en aquella época -de ahí el sobrenombre Ghirlandaio-, y poco se supo de su carrera hasta una fecha muy tardía, cuando en torno a 1480 alcanzó una merecida fama, llegando a participar en la decoración de la Capilla Sixtina.

El Museo Thyssen Bornemisza de Madrid, alberga en su colección uno de los retratos más celebrados de este influyente artista, el de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni, que estos días se ha convertido en la excusa perfecta para organizar una exposición sobre Ghirlandaio en la que no sólo se revisa la obra del maestro florentino, sino también el espíritu artístico de su época y su relación con otros maestros contemporáneos a él.


Domenico Ghirlandaio. Adoración de los Reyes, 1487

Ghirlandaio y el Renacimiento, que podrá visitarse en el centro de arte madrileño entre el 23 de junio y el 10 de octubre de 2010, comienza situando al visitante en la Florencia de la época, gracias a un antiguo grabado; y mostrando algunas de las pertenencias de la retratada que sirve como leit motiv de la muestra, premisa tras la que se articula en cinco bloques. El primero de ellos está dedicado al retrato privado, un género en el que el artista destacó especialmente; aunque la exposición no se olvida de las aportaciones de otros grandes del quattroento, como Sandro Boticelli. En el segundo bloque, con el título “una boda aristocrática”, se exhiben algunas de las piezas que acompañaron a Giovanna y al que fue su esposo, Lorenzo, durante su vida marital. “Devoción privada e iconografía sacra” nos presenta algunas de las lujosas obras relacionadas con el mundo religioso que se encontraban en los palacios de las familias florentinas de la época; libros de rezos, pinturas religiosas y otros delicados objetos realizados por artistas como Antonio Rosellini. Finalmente, la muestra analiza la creación del retrato de Giovanna degli Albizzi Tornabuoni, gracias a los estudios técnicos realizados a través de reflectografía infrarroja.

Florencia, 1485. Horas al uso de Roma

La exposición constituye, a fin de cuentas, una exhaustiva inmersión en la cultura del renacimiento florentino, a través de la vida de una de sus protagonistas y de las obras de arte y los enseres que formaron parte de su vida, o de las de sus coetáneos.

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