Del Sintrom al Dabigatrán

Hasta los más profanos en la materia conocen el ‘Sintrom’, aunque no más sea de oídas. Se trata de un medicamento, un anticoagulante, prescrito en determinadas enfermedades cardiovasculares, pero que hoy es casi tan popular como la Aspirina dada las ‘altas cotas’ de prescripción, sobre todo en la población mayor. Su función es la de hacer la sangre más líquida para que circule con mayor fluidez, impidiendo la formación de trombos que taponen las arterias.

En realidad ‘Sintrom’ es uno de sus nombres comerciales. El compuesto es el acenocumarol, y hoy por hoy es consumido en España por unos 800.000 pacientes, tras varias décadas como líder en el tratamiento de embolias e ictus. Los parabienes de su efectividad se han visto en cierta medida mermados por la incomodidad que suponen los frecuentes controles que resultan necesarios para ajustar la dosis, con las consecuentes molestias para los enfermos y la sobrecarga del sistema sanitario. Sin embargo, tras varios estudios, finalmente parece haberse logrado un sustituto, un nuevo fármaco más eficaz, seguro y cómodo para los pacientes que reduce el riesgo de hemorragia y no se altera con cambios en la dieta o el estrés como sucede con el Sintrom. Se trata del Dabigatrán, cuya introducción en el Sistema Nacional de Salud se acaba de dar a conocer en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2011, que se acaba de celebrar en Gran Canaria y en el los cardiólogos han dejado claro que ésta es una buena noticia.

El acceso a este nuevo medicamento en principio será para aquellos pacientes que en estos momentos no están bien controlados con la medicación actual (más o menos el 20% del total). Mientras, en esta primera fase, a las personas que actualmente están bajo tratamiento con Sintrom aún no se les cambiará la medicación, una decisión adoptada por el Ministerio de Sanidad dado el elevado coste del nuevo fármaco (63 euros mensuales frente a los 3 del antiguo).

Con el nuevo tratamiento los pacientes estarán más ‘liberados’ al no tener que pasar los controles cada pocas semanas, además de sufrir menos efectos secundarios como pueden ser las hemorragias frecuentes y las interacciones con determinados alimentos.

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