De reyes a plebeyos

Si tenemos la presión arterial elevada, abusamos de las bebidas alcohólicas y comemos en exceso alimentos precursores del ácido úrico las probabilidades de aumentar nuestros niveles de ácido úrico en sangre aumenta de forma importante y también el riesgo de padecer gota, o lo que es lo mismo, que se acumulen en nuestras articulaciones los cristales microscópicos de ácido úrico provocando así artritis.

La gota, en tiempos pasados propia de reyes y gentes de la nobleza, hoy es la forma de artritis aguda más frecuente en los adultos y afecta a entre 5 y 10 personas por cada mil habitantes (según datos dados a conocer por la SER -Sociedad Española de Reumatología-, lo que representa el doble de casos de artritis reumatoide. Pero además hay que señalar que en los últimos 20 años los casos de gota ha aumentado en los países desarrollados un 50%. Por lo que se refiere a España esta enfermedad afecta a entre el 1 por ciento y el 2 por ciento de la población -el 85 por ciento de los casos se da en hombres-, una prevalencia que aumenta hasta el 5 por ciento en pacientes mayores de 70 años, lo que ha hecho que la gota sea ya la principal causa de artritis en adultos. Sin embargo también es común entre las mujeres tras la menopausia. En general la prevalencia de la gota se multiplica por diez en las últimas décadas de la vida (entre los 40 y 70 años) y se relaciona estrechamente con el envejecimiento de la población y el aumento de enfermedades asociadas, especialmente por los cambios en los hábitos dietéticos, la obesidad, la insuficiencia renal y la toma de fármacos diuréticos empleados frecuentemente para el tratamiento de la hipertensión arterial. Por este motivo, la SER y Menari España han puesto en marcha la campaña No des pie a la gota, en este 2013 que es el Año de Concienciación de la Gota, en la que se van a enmarcar una serie de acciones con el objetivo de informar a la población sobre esta patología reumática.

La gota es una de las pocas patologías reumáticas que se puede curar con un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado y prolongado (durante años). Es importante que el paciente tome conciencia de ello para que, una vez superada la semana de dolor agudo e intenso o que haya aprendido a convivir con el dolor crónico de baja intensidad, no deje asistir a las revisiones ni abandone el tratamiento o lo limite a cuando tiene las crisis. No tratar adecuadamente la gota hace que avance provocando lesiones graves al cabo de una o dos décadas en la mitad de los pacientes.

Una característica de la gota son los ataques de dolor intenso que van en aumento previa hinchazón de la articulación. Estas ‘crisis’ suelen presentarse de forma repentina y suelen afectar principalmente a la primera metatarso-falángica del pie (la base del dedo gordo), produciéndose el enrojecimiento de la piel circundante además de un dolor agudo e intenso al tacto. Pero también pueden verse afectadas otras articulaciones del pie, como las del empeine o los tobillos, y, con menor frecuencia, las rodillas y las muñecas. En algunos casos, pueden inflamarse las bolsas sinoviales o los tendones, causando bursitis y tenosinovitis, respectivamente.

Por el momento la Sociedad Española de Reumatología, en colaboración con Laboratorios Menarini, ha publicado la primera Guía de práctica clínica integral para el manejo de la gota (GuipClinGot), con el fin de mejorar globalmente la atención de los pacientes que sufren esta enfermedad. Esta guía está disponible en la web de la SER y ha sido editada en un nuevo formato, de fácil acceso y navegabilidad desde diferentes dispositivos móviles.

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