Para tener una boca sana no basta con cepillarse los dientes tres veces al día, los especialistas recomiendan un cuidado más profundo de nuestros dientes y encías ayudándonos también con el hilo dental, el flúor o los colutorios.
Tener una boca sana no es sólo una cuestión de suerte, debemos ser escrupulosos en la limpieza, es la única forma de disminuir el riesgo de patologías orales, reducir la posibilidad de caries, mejorar la situación de las encías y disminuir la gingivitis (encías sangrantes) y la periodontitis (inflamación o infección en las encías).
Lo ideal para mantener los dientes a punto es cepillarnos cada vez que ingerimos un alimento o bebida, no sólo después del desayuno, comida y cena. Pero como a veces resulta complicado estar lavándonos los dientes tan a menudo, al menos podemos evitar abusar de los hidratos de carbono, en especial de los azúcares que son los que más dañan nuestra dentadura.
Para una correcta limpieza, el cepillado habitual no debe durar menos de 3 minutos, y debemos tratar de llegar a todos los rincones de la boca. El arrastre del cepillado debe realizarse desde la encía hacia el diente, por todas las superficies externas de los dientes, pasando a las superficies internas de los mismos. Una vez terminadas ambas arcadas, se procederá al cepillado de las zonas de masticación, donde están los surcos de los molares, y se hará con movimientos rotatorios para garantizar un buen cepillado.
Es aconsejable realizarse una limpieza en profundidad una vez al año. Esto implica acudir al dentista para que sea él quien revise que todos los dientes están sanos y en caso de que tengamos alguna caries u otro problema, pueda solucionarlo a tiempo y no tengamos que sufrir ninguna molestia.
Si somos constantes con nuestra higiene bucodental y acudimos al dentista con cierta frecuencia, no debemos preocuparnos por nuestra boca, de seguro estará sana como una manzana y eso se nota por dentro y por fuera.