Cigarrillos electrónicos ¿falso remedio?

Dejar de fumar es una de las decisiones más complicadas para millones de personas en el mundo. El intento de superar la adicción a la nicotina ha propiciado que se cree un mercado de soluciones y métodos con muy diferente eficacia. Hace aproximadamente un año, el cigarrillo electrónico entraba en escena como alternativa al real y ayuda para dejar éste hábito.

Sin embargo, aún no se ha realizado ningún estudio que demuestre si se trata de un producto seguro para el organismo ni si supone dicha ayuda para los fumadores. Al menos así lo considera la Organización Mundial de la Salud que ha alertado recientemente sobre el uso de estos cigarrillos.

Estos cigarrillos –compuestos de un tubo de metal con una cámara que contiene nicotina líquida en un cartucho, aliviando su ansia en sitios donde fumar está prohibido- se fabrican en China y se comercializan, a través de la Red, en Brasil, Reino Unido, Canadá e Israel. Su popularidad no ha hecho más que ir en aumento, a pesar de que no cuentan con una aprobación regulatoria, algo sobre lo que llama la atención la OMS.

La principal pega, no obstante, no es que con este dispositivo se burlen las leyes anti tabaco sobre los espacios públicos, sino que al contener nicotina que llega a los pulmones, ”además de muchos otros compuestos tóxicos de los que no estamos seguros”, no se ha realizado ningún estudio sobre su toxicidad.

Quizá lo mejor siga siendo abandonar el hábito sin necesidad de buscar otro que lo sustituya o haga las veces del mismo. ¿No nos encontraríamos entonces en la misma situación de adicción y dependencia?

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