Esta semana se celebra el Día Mundial de la Voz, te contamos los beneficios de educarla y dejarte llevar por la música
Es curioso que un elevado número de personas, cuando se les propone cantar, suele afirmar rotundamente cosas como “no tengo voz” o “mejor que yo no cante, no quiero que corran peligro los cristales”. Sin embargo, lo cierto es que existe muy poca gente que no sea capaz de educar su voz; la música es un lenguaje y, como sucede con los demás, requiere cierto esfuerzo aprenderlo, si bien existen personas con un claro don para practicarlo.
La voz es, sin duda, el medio de comunicación por excelencia; el instrumento musical más antiguo del mundo. Sirve para transmitir un mensaje, para evocar sentimientos y emociones; es sin duda una forma de arte.
Lógicamente, el canto es también una fuente inagotable de beneficios para la salud, y para el espíritu. Por eso, apuntarse a un coro -de amigos, en un centro cultural, una parroquia o centro de día- es una opción excelente para sacarle todo el partido posible al tiempo libre.
Cantar te ayuda a liberar emociones, a relajarte y reducir el estrés. Aprendiendo música se establecen metas y el reto de intentar alcanzarlas nos mantiene activos, fomentando nuestra capacidad de superación. El aprendizaje de nuevos temas implica trabajar la memoria y la atención, mientras que proporciona confianza y logra mejorar la autoestima.
Además, como todas las actividades sociales, apuntarse a un coro nos ayudará a abrirnos a otras personas, vencer la timidez y hacer nuevos amigos. Juntos ellos, podremos sorprendernos de nuestros logros y asombrarnos de cómo la música es capaz de despertar nuestra imaginación y mejorar la sensibilidad artística.
