Caminando entre joyas

Aunque resulte sorprendente, para ver obras de arte de interés y prestigio no hay por qué irse a los museos, a veces basta con salir a la calle y disfrutar de un agradable paseo mientras nos dejamos llevar por la sorpresa de encontrarnos con la obra de alguno de nuestras artistas favoritos.

Ese es el caso de Madrid, que nos ofrece un variadísimo recorrido por las distintas épocas artísticas que se han desarrollado en la capital. Y es que la ciudad castellana siempre ha querido llevar el arte a la calle y, para ello, no ha dudado en mostrar geniales esculturas en espacios públicos, principalmente en plazas y fuentes.

El punto de partida de nuestro recorrido puede ser el Paseo del Prado, que fue concebido en el siglo XVIII como un alegre Salón metafórico en el que los ciudadanos podían pasear -para ver y ser vistos- entre esculturas. A lo largo del paseo establecido entre Neptuno y Cibeles encontramos figuras alegóricas que nos hablan de las tragedias y mitos griegos y en el que los nobles de otras épocas se reunían para planear el devenir del país.

Continuando el Paseo hacia el norte, cualquier ciudadano puede admirar la escultura de Cristóbal Colón, encaramado a una pilastra de altura considerable y señalando con su dedo índice hacia el Nuevo Mundo. Esta escultura ha sido recientemente reubicada en el centro de la plaza de Colón, volviendo a su lugar de origen, pero rodeada de un intensísimo tráfico todo el día.

Pero la principal aglomeración de arte lo encontramos bajo el puente de Juan Bravo, donde se esconde el magnífico Museo Arte Público. Allí encontramos obras de autores del siglo XX, entre las que destaca la enorme pieza de hormigón Sirena varada del vasco Eduardo Chillida, cuyos 6150kg  cuelgan suspendidos en el aire mediante unos tensores de acero.

Por si esto no fuera suficiente, a lo largo del Paseo de la Castellana encontramos obras de autores tan reconocidos como Botero, Sempere o Chirino, que nos invitan a entrar en contacto con su obra de un modo distendido mientras disfrutamos del valor añadido de un buena climatología.

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