Calor y piedra

No, no vamos a hablar de geología ni de nada parecido, sino de una técnica milenaria, la terapia geotermal, más popular en nuestros días como el masaje con piedras calientes.

El frío, el estrés, malas posturas, falta de ejercicio…. Son sólo algunos de los factores que pueden hacer que nuestro cuerpo se resienta y  afloren esos dolores, más o menos intensos que tanto incordian. Para combatirlos o, simplemente, para relajarnos, lo más revolucionario es el masaje con piedras calientes. Presente en la gran mayoría de spas y centros de belleza y masaje, esta técnica llega de un pasado milenario. Hay quien sitúa sus primeras manifestaciones en la India. Otros en China. Lo cierto es que ya se tiene constancia de que la dinastía china Shang (la primera cuya existencia histórica está documentada – 1600-1046 a. C.) ya usaba piedras con fines terapéuticos. También los romanos solían, tras un baño caliente, tumbarse sobre mármol frío para disminuir los dolores y relajarse, y las indias de América se colocaban piedras calientes sobre el vientre para aliviar dolores menstruales y con esta misma técnica los monjes japoneses favorecían el ayuno.

A pesar de su nombre, en realidad en esta técnica se utilizan tanto piedras calientes como frías con las que se masajean el cuerpo relajándolo y oxigenando, revitalizando e iluminando la piel, aunque la clave está en el reequilibrio de los chackras, puntos de energía situados en diferentes áreas del cuerpo como la columna vertebral, el abdomen, frente, manos, etc., desde donde se distribuye a todo el organismo por los numerosos canales energéticos que lo atraviesan y que están unidos a ellos,  y cuyo desequilibrio origina problemas de estrés, insomnio, dolores… Aunque muchas personas lo usan como un recurso estético, son múltiples beneficios médicos los que el masaje con piedras calientes facilita a los usuarios. Además de reafirmar los tejidos y embellecer la piel, activa la circulación sanguínea, tiene propiedades desintoxicantes, induce a la relajación y reduce el estrés y contribuye a equilibrar la energía positiva y eliminar la negativa.

Las piedras utilizadas, entre 60 y 70,  suelen ser de mármol, basalto, obsidiana o volcánicas tanto por su propiedad para mantener la temperatura a las que se las enfría y/o calienta como por las propiedades energéticas que se les atribuye y su composición a base de minerales como el zinc, el fósforo y la vitamina E que también intervienen. Las calientes (aproximadamente a unos 50°) y las frías (a unos 8º) se alternan  a lo largo del cuerpo, presionando de forma que se obtiene un alivio instantáneo y una sensación placentera que llega a inducir a la meditación favoreciendo no sólo el equilibrio físico sino también el psíquico y el emocional.

En ocasiones este masaje se combina con otras técnicas como la aromaterapia, el Reiki, la reflexología o la musicoterapia.

Comentarios

Deja un comentario