¡Arriba los brazos!

Como se suele decir en tono jocoso, uno de los mayores enemigos de la belleza es la gravedad… Y es que si hay algo que más suele delatar el paso de los años en nuestro cuerpo es la flacidez y la ‘caída’ de determinadas zonas de nuestro cuerpo. Desde hace años contrarrestar estos efectos por medio de la cirugía elevando pechos, estirando pómulos o cuello, es ya algo relativamente habitual. Sin embargo, hay una zona especialmente ‘delicada’ que a pesar de ser una de las que más podía delatar el paso del tiempo por nuestro cuerpo, es también de las más difíciles de mantener firmes y también de las que menos llevaban a los quirófanos… la parte superior de los brazos, los tríceps.

La apariencia de un brazo colgante con un exceso de piel bien por una pérdida de peso grande o por una laxitud de la piel por el paso de los años es posible corregirla mediante una cirugía de brazos o braquioplastia. Hasta ahora estas intervenciones eran de las menos habituales, pero desde hace un tiempo se han disparado. Valga a modo de muestra los datos ofrecidos por la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (ASPS) que señalan que este incremento ha sido, en la última década, de un 4.400 por ciento, pasándose de los 300 casos en 2000 a los más de 15.000 del pasado 2012. La gran mayoría de los casos son mujeres, por lo general mayores de 40 años, con un 43 por ciento entre 40 y 54 años y un 33 por ciento, mayores de 55 años.

Se trata de una intervención que generalmente se realiza con anestesia local y sedación. La duración de la cirugía es de una hora y media a dos, aproximadamente, y es una cirugía meramente ambulatoria. Las cicatrices van ocultas en la parte inferior del brazo. Es posible regresar a casa el mismo día de la intervención, aunque en ocasiones se dejan pequeños drenajes por debajo de la piel con el fin de que el líquido que se acumule después de la cirugía pueda eliminarse, y que son retirados a los 3 o 4 días de la operación. El dolor postoperatorio es leve a moderado y se controla con analgésicos habituales. Durante 3 o 4 semanas la zona estará hinchada y se recomienda utilizar durante ese tiempo unas prendas de compresión para ayudar a que disminuya esta hinchazón.

Como en cualquier cirugía pueden presentarse complicaciones, sin embargo estas son poco probables y suelen estar relacionadas con la herida, ya que esta puede sufrir infección y abrirse. Un posible efecto adverso es que la cicatriz se ensanche con el paso del tiempo y resulte molesta. En estos casos, pasados unos meses, se puede tratar la cicatriz con un procedimiento en el consultorio. También es posible, aunque se da en muy raras ocasiones, que se produzca cierto adormecimiento o entumecimiento de la piel, sin embargo esto es transitorio y tolerable y desaparece después de unos meses.

La braquioplastia está más indicada en aquellas personas que tengan un exceso importante de piel sobrante, ya que el aspecto de la cicatriz, que puede extenderse desde la axila hasta al codo, puede no llegar a ser todo lo ‘discreta’ que sería deseable. Una alternativa para pacientes que no presentan demasiado tejido adiposo ni mucha flacidez sería la liposucción ultrasonido o láser. Éstas producen mayor retracción de la piel, por lo que pueden ser beneficiosas para este tipo de pacientes.

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