Agotadora primavera

A pesar del frío y de la lluvia de estos días, últimos coletazos del invierno, la primavera ya está con nosotros. Pero esta vez no vamos a hablar de las ‘típicas’ alergias, aunque el tema de esta ocasión es igualmente ‘tradicional’ de estas fechas: la astenia primaveral.

Una de cada diez personas sufre en mayor o menor medida este trastorno caracterizado por un estado de fatiga, cansancio, agotamiento, decaimiento y falta de energía para realizar nuestras actividades diarias, además de irritabilidad, tristeza inexplicable, pérdida de apetito, trastorno del sueño, dolor de cabeza y malestar general. Síntomas estos que están generados, según algunas hipótesis, por una disminución de betaendorfinas, sustancia segregada por el sistema endocrino y responsable de regular la sensación de dolor.

La astenia puede tener un origen físico o bien producirse por una causa nerviosa, caso éste en el que la persona muestra un especial cansancio a la hora de realizar alguna actividad mental, mientras que en el primer supuesto la astenia se suele manifestar a través de cansancio y debilitamiento corporal.

Pero a pesar de lo descrito la mayoría de los expertos coinciden en la duda acerca de la existencia de la astenia como una patología propiamente dicha, como señala el doctor Salvador Tranche, secretario de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) quien considera que “no es una enfermedad en sí, sino un pequeño trastorno adaptativo motivado por el cambio de estación y la hora, y el aumento de la luminosidad” y que en cualquier caso se resuelve “en pocos días y sin ninguna complicación”. En definitiva, únicamente se trata de un proceso que nuestro cuerpo (programado para funcionar según estímulos que recibe del exterior) sufre para adaptarse a las nuevas condiciones de luminosidad y de temperatura, cambios en la humedad y la presión atmosférica, que nos provocan una serie de cambios químicos que hacen que se libere serotonina, -hormona de la felicidad-, mientras que se suprime la producción de melatonina, – la hormona que controla la duración y el ritmo del sueño -. Esto también explica el hecho de que, por lo general, son las personas ya con otras patologías (alergias, trastornos mentales…) las más propensas a esta ‘alteración primaveral’.

En vista de lo dicho lo expertos no consideran necesario que se consuma fármaco alguno aunque sí es importante que se cuiden los hábitos saludables día a día, como la alimentación, que deberemos adaptar a las necesidades de nuestro cuerpo y al que podemos dar un aporte extra de energía con cereales integrales y fruta además de evitar el consumo de grasas saturadasy de azúcares refinados. También es importante hidratarnos adecuadamente, hacer ejercicio y consumir diferentes tés e infusiones.

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