Internet ha supuesto una verdadera revolución a la hora de ahorrar tiempo y, en muchos casos, energía. Entre las cosas que ha aportado la red a nuestra vida está la capacidad de poder identificarnos ante la administración mediante certificados y otros mecanismos que se instalan en el ordenador y garantizan que somos nosotros quienes le pedimos algo o satisfacemos alguna petición de su parte.
El certificado digital es, para entendernos, un programa que se solicita a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre con esta finalidad. Una vez pedido, se debe instalar en el navegador, de modo que al acceder a sitios que lo exijan para operar, el sistema de seguridad pueda leerlo y nos permita continuar.
A cambio de esta molestia que supone pedirlo por Internet y dirigirse luego a una oficina municipal para recogerlo –trámite este sí presencial- y seguir las instrucciones para instalarlo correctamente, se accede a un abanico de servicios como poder descargar los borradores y entregar la declaración de renta, así como otros muchos tramites en la agencia tributaria, obtener partidas de nacimiento y certificados de defunción, ver la vida laboral, completar formularios del INEM, etc.
Pero este no es el único recurso electrónico que nos hace la vida más fácil. El lector del chip del DNI electrónico hace las veces del certificado digital. Comunidades como la valenciana, Madrid, La Rioja o Andalucía permiten pedir cita sanitaria, renovar el DNI o el pasaporte vía web, saber cuántos puntos del carné nos quedan, reservar libros en una biblioteca pública o acceder a nuestras cuentas bancarias.
Y es que aunque a mucha gente le resulta entretenido ocuparse de estas cosas en persona, la mayoría sentimos una gran alegría cuando no se nos exige nuestra presencia y podemos dedicar ese tiempo a otros asuntos. Por eso, desde mayormente.com nuestro consejo es que cuando nos toque hacer un trámite, busquemos antes si hay posibilidad de hacerlo online.
