Ayer murió en Madrid uno de los actores más icónicos de la historia del cine español.
Con el hashtag #adiosaotrogrande, durante las últimas horas no han parado leerse en Twitter y otras redes sociales todo tipo de mensajes de cariño hacia Alfredo Landa y de apoyo a su familia. El icónico actor murió ayer en Madrid, con 80 años de edad, dejando a sus espaldas algunas memorables películas, tan dispares como “El Bosque animado”, por la que fue galardonado con el Goya al mejor actor, en 1987, o “No desearás a tu vecina del quinto”.
Fue precisamente esta última cinta con la que saltó a la fama, creando una corriente de cine propia que hoy se conoce como Landismo. El milagro taquillero patrio fue tal que, hasta el momento, sólo ha sido desbancado por “Torrente 2”. El éxito de las estas cintas, editadas en los estertores del franquismo, puede hacernos cometer el error de recordar únicamente al Landa de “Aunque la hormona se vista de seda”, “Vente a Alemania, Pepe” o al de “Manolo la Nuit”. Cintas que, sin duda, retratan una época muy concreta de nuestra historia, en las que el pícaro Alfredo se lucía como nadie en el papel de macho ibérico, con una elegancia burlesca de la que carecerán las posteriores películas de “el destape”.
Sin embargo, su carrera dio mucho más de sí y los papeles cómicos en “películas S” dieron paso a otros más serios que, según los entendidos, encuentran un antes y un después en 1979, tras su primera colaboración con José Luis Garci, en “Las verdes praderas”. “Los santos inocentes”, “Tata mia”, “El bosque animado” o “El crack” vendrían luego, configurando la que, como decíamos al principio ha sido una de las carreras artísticas más icónicas del cine español, que, además de tres premios Goya, hicieron a Landa merecedor del premio Príncipe de Viana en el año 2008.
Sirvan estas letras para recordar su carrera y rendir un homenaje al entrañable actor que, de un modo u otro, a todos nos ha arrancado alguna vez una sonrisa.
