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Quien haya tenido la poca fortuna de acudir al servicio de urgencias de un hospital sabrá que de poco le servirá llegar acompañado, ya que desde el momento en el que se le admite, las normas de la mayoría de los hospitales establecen que familiares y acompañantes del enfermo se queden en las salas de espera. Si bien la medida puede ser comprensible para evitar diferentes situaciones ‘incómodas’, entorpecimientos en el trabajo de los profesionales sanitarios, o que las urgencias acaben pareciéndose a la tertulia de un bar, y de no pasar de suponer ‘cierta incomodidad’ para el enfermo, para aquellos pacientes con demencia puede resultar toda una odisea.

En la actualidad sólo las comunidades de Andalucía, Canarias y Castilla y León permiten a los pacientes con Alzheimer acudir a las consultas de Urgencias acompañados de algún familiar, por lo que desde la Asociación Nacional del Alzheimer (AFAL) se reclama una regulación específicaque se incluya en la Ley de Cohesión del Sistema Nacional de Salud (SNS) (para que fuese “de obligado cumplimiento” en todas las comunidades)para que los enfermos con algún tipo de demencia puedan estar acompañados en las urgencias hospitalarias, donde los periodos de espera se suelen alargar durante horas. También en el documento ‘Demencias en Geriatría’ publicado en el IMSERSO y elaborado por expertos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), se incluye entre las recomendaciones apuntadas para la asistencia a pacientes con demencia en los servicios de urgencia hospitalarios, que estos pacientes ‘Deben permanecer en todo momento acompañados por un familiar’.

Otra de las peticiones que se hace desde AFAL se refiere al acceso de las personas con demencia a los servicios de cuidados paliativos, al considerar que no cuentan con las mismas condiciones de acceso que el resto de los enfermos. También se reclama que  se eliminen los visados de inspección para medicamentos que existen en muchas comunidades, ya que la asociación consideran que “complican el trabajo diario de los cuidadores”, que en la mayoría de los casos son los propios familiares. Y es que desde AFAL se critica que algunas comunidades no destinan ninguna subvención a tutelar a aquellos pacientes que no tienen ningún familiar que se pueda hacer cargo de su cuidado.

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