Estos días la actualidad ha colocado una vez más en el punto de mira de forma casi simultánea 3 ciudades, tres lugares Santos: Santiago de Compostela, Roma y Jerusalén. Visitarlas puede hacer que comprendamos un poco mejor el peso de la religión en la sociedad moderna y el mundo actual.
Ya en 2004 estas tres ciudades, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, firmaron el acuerdo “Ciudades santas, un proyecto común para el futuro”, un proyecto de colaboración para promover el patrimonio artístico y cultural de las tres ciudades, que reúnen una riqueza cultural, turística y religiosa que en pocos lugares del mundo podríamos encontrar. Es, por tanto, un viaje para peregrinos, aunque su interés va más allá de la religión.
De Santiago de Compostela, ciudad por la que empezaríamos nuestro periplo, podemos decir que es el lugar de peregrinaje por excelencia. En su día fue considerada como la última ciudad santa, por estar enclavada en el ‘Finis terra’ o ‘fin de la tierra’. Hoy en día miles de personas hacen al año el Camino de Santiago a pie, en bicicleta, parcialmente, en su totalidad… La experiencia es única por la cantidad de pueblos, parajes, personas que se llegan a conocer y de las que se aprende muchísimo.
Como recompensa, además, podremos gozar de la inigualable ciudad de Santiago, de su catedral, situada en la Plaza del Obradoiro y con la que se quedan embelesados peregrinos y turistas. Además, la peregrinación nos lleva por un recorrido gastronómico difícil de igualar en cualquier otro destino. Y el marisco y los caldos que podemos degustar al terminar el Camino bien compensan el esfuerzo realizado.
Si vamos a Roma, posiblemente la ciudad más influyente en la cultura y organización social actuales, con permiso de Atenas, descubriremos que es en sí una obra de arte. Considerada el corazón del Mediterráneo por su situación estratégica, es también una de las ciudades cuna de la actual Unión Europea. Desde el punto de vista cultural está plagada de museos, capillas y lugares de interés. Además alberga en sus entrañas el país del Vaticano, hogar de papas y lugar al que acuden cada día cientos de fieles a empaparse espiritualmente. Pasear por sus calles, llenas de grandeza y humildad al mismo tiempo, y visitar sus cientos de plazuelas y fuentes, puede darnos una idea de la envergadura de esta ciudad santa.
Jerusalén sería la última parada de nuestro viaje. Sin duda se trata de la ‘cuna entre las cunas’, en cuanto a la religión se refiere, aunque hoy día, lamentablemente, no es muy recomendable para hacer turismo ya que es el punto más caliente de Oriente Próximo. Fue la antigua capital del Reino de Israel y del Reino de Judá, y siglos más tarde del reino franco de Jerusalén. Hoy es la capital oficial del Estado de Israel. En su parte Este es donde la Autoridad Palestina pretende establecer la capital de su aún no reconocido Estado.
Aunque no es recomendable viajar por motivos de seguridad, hemos de destacar que es precisamente la parte Este de Jerusalén la que reúne todo el atractivo turístico y religioso, ya que en la ‘Ciudad Vieja’, como se la conoce, encontramos los principales lugares de las tres religiones monoteístas, tales como la Iglesia del Santo Sepulcro de los cristianos; el Muro de las Lamentaciones, único resto del Segundo Templo del Jerusalén judío; y la Explanada de las Mezquitas, situada tras el muro en el lugar donde antes se alzara el Templo, con la Cúpula de la Roca como uno de los lugares destacados de la religión islámica, por ser considerado el lugar desde el cual Mahoma ascendió al cielo.
