Últimos días de la bombilla tradicional

Tras un medio de vida, las bombillas tradicionales deben dejar paso a las de bajo consumo. Con ellas llegó la luz a nuestros hogares pero consumen demasiada energía y sus días están contados, en España, concretamente, le quedan menos de tres años, según fue aprobado por unanimidad la semana pasada por el Congreso de los Diputados.

Esta medida ya fue apoyada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya que a largo plazo, a pesar de que el precio de las bombillas de bajo consumo es más elevado que el de las tradicionales, gastan menos energía, duran más tiempo y eso termina por traducirse en un abaratamiento en las facturas de electricidad, a pesar de la subida que entró en vigor ayer.

A finales de 2011, las lámparas fluorescentes serán las únicas que legalmente podrán iluminar nuestros hogares con el objetivo de que se deje de derrochar energía. Los efectos del cambio climático, que ya han llevado a la prohibición de estas bombillas en varios países, son la principal causa de que se tomen estas medidas. Pero no son las únicas.

Si comparamos el rendimiento de una lámpara incandescente y otra fluorescente veremos que, mientras la primera gasta el 25% del consumo en calor, el 60% en ondas no perceptibles y sólo el 15% en luz visible, la segunda gasta la cuarta parte de energía. La vida útil de las incandescentes está entre 750 y 1.000 horas, y la de las fluorescentes entre 10.000 y 12.000 horas.

Finalmente, las bombillas tradicionales tienen un precio siete veces menor a las de bajo consumo, pero éstas últimas suponen un ahorro de aproximadamente 95 euros al año en consumo de energía.

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