Se llama Emma Morano, nació un 29 de noviembre de 1899 y vive cerca del lago Maggiore, en la frontera entre Italia y Suiza. Desde hace algún tiempo tiene dos cuidadoras, Mili y Margherita, una de noche y otra de día, tratan con muchísimo cariño a esta anciana y la acompañan en sus momentos buenos y la consuelan en los malos.
La vida de Emma no ha sido fácil, su familia dice de ella que siempre ha sido una mujer fuerte y con mucho carácter, quizá porque es la primera de ocho hermanos , y eso, en la época en la que nació eso ya marca la diferencia. Comenzó a trabajar con tan solo 12 años en una fábrica de sacos y nunca dejó de hacerlo, ni siquiera cuando se casó en el año 1926. Su marido resultó ser una maltratador y tuvo que aguantarle más de doce años. Con él tuvo un niño al que Emma encontró muerto con tan solo 6 meses cuando ella llegó de trabajar. Sin duda, esta fue la gota que le dio la fuerza para abandonar a su esposo aún jugándose una pena de cárcel.
Nunca habla de la muerte, ni para bien ni para mal. Es como si no existiera ese concepto para ella. Lo que tiene claro es que quiere seguir viviendo y cuenta que para ello procura cuidarse y comer dos yemas de huevo al día, algo de carne, un poco de fruta y una copita de grapa cuando hay algo que celebrar. ¡Ah, y sigue rezando 3 Rosarios al día y en latín! Como lo ha hecho siempre.
Guarda con mucho cariño recuerdos inolvidables de su vida que les va contando a los muchos periodistas que la visitan, sólo hay un secreto del que ella no habla, pero que su sobrina ha hecho público: su gran amor. Un hombre que tuvo que ir a la guerra y jamás volvió. Emma siempre ha pensado que murió en el campo de batalla, pero parece que volvió a buscarla y nunca la encontró, puesto que ella se había mudado de casa.
A veces, en la noche, imagina algunas escenas de su juventud y se las cuenta a su cuidadora o le da por guardar su cartera con dinero bajo la almohada. Es algo normal a su edad ¡116 años y medio! Sin embargo, sigue lavándose ella sola y haciendo las tareas que puede durante el día.
En la actualidad, es la persona más mayor del planeta, la única que ha sobrevivido tres siglos. Debería ser tratada como una reina y sin embargo vive en una casa sin ascensor ni cuarto de baño y muchas veces pendiente de la caridad de algunos vecinos del pueblo. Eso sí, el Presidente de la República la ha felicitado por su cumpleaños, el Papa se ha preocupado por ella y hasta la mismísima Universidad de Harvard estudia el ADN de esta centenaria que da gracias a Dios cada día por vivir tanto.
En Mayormente.com no es la primera vez que hablamos de Emma y es que para nosotros es un ejemplo de valentía y superación y, desde luego, nos demuestra que cumplir años no es un obstáculo cuando se tienen ganas de hacer cosas.
